Cartas

Populismo constituyente

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Señora Directora:

Hasta ahora la franja electoral constituyente ha representado una avalancha de las más variopintas promesas y exigencias; algunas de contenido muy subjetivo e impreciso: "defender la tierra", "dignidad", "equidad", "autonomía", "cambiar Chile", "una Constitución como casa común", "un Chile más digno (o justo)", etc.

Sin embargo una Constitución no es, en primer lugar, un listado de ofertas y promesas (cuya satisfacción –en los sistemas constitucionales modernos– depende de las decisiones adoptadas por las autoridades político-representativas y no de lo que señale la Carta Fundamental) sino, esencialmente, una norma jurídica de contenido técnico, pensada para prevenir que bajo cualquier pretexto (incluyendo, lograr la "justicia social") un líder político o un partido sumerjan a un país en una dictadura o en un sistema totalitario.

Nuestra actual Constitución fue pensada, específicamente, para proteger a la población del peligro de un gobierno totalitario o colectivista. Considerando que algunos de los sectores que están tras este proceso no ocultan sus deseos de convertir la convención constituyente en la oportunidad de cobrarse su revancha contra el sistema, o de controlar más poder político, el enfoque de aquella franja amenaza con sentar las bases para una nueva Carta Fundamental henchida de promesas sociales, pero incapaz de controlar los verdaderos peligros que acechan nuestra libertad política, ya implícitos en el violento origen de este proceso.

Rodrigo Poyanco Bugueño

Académico e investigador Facultad de Derecho Universidad Finis Terrae

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